Tradúceme.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

De lata...

Hace unas noches hablaba con un compañero sobre mis proyectos literarios. 
Le confesé que no es buen momento para escribir, que no siento las palabras dentro de mí, que se han ido y no sé a dónde. Una vez leí que un escritor, uno famoso del que no recuerdo el nombre, había escrito todos sus libros a partir de notas que escribió en su juventud. Que después de publicar su primer libro no volvió a tener ninguna idea nueva. Pensando que tal vez yo sea así releo mis notas, y encuentro cosas como esta...
        "Y en la noche fría de invierno, con la luna llenando de plata las hojas del verde olivo. Con el hielo de la escarcha cubriendo la tierra del olivar solo se oye, el crujir de sus pasos al caminar.
Con la cabeza gacha y sin rumbo fijo, un paso tras otro sin detenerse, no sabe hacia dónde camina, solo sabe que no quiere, que no puede, que no debe parar.
Lágrimas le queman el rostro, ¡Y como duelen! las que aún están por derramar.
Ni una sola vez ha vuelto la vista atrás, ¡Ni una sola!.
El corazón le golpea con fuerza en el pecho, galope de caballo desbocado que nadie monta.
Lucha sin vencedores ni vencidos, sólo alguien que marcha, con el alma rota.
Y en la noche fría de invierno se alejan sus pasos, haciendo crujir la escarcha que cubre la tierra; del olivar."
Me pregunto en que momento exactamente escribí algo así. En que momento escribí esa huida en mitad de la noche. Esa huida de ese alguien que huye con tanto dolor, con tanta desesperación, sin que le quede otra opción que marcharse. Dejando atrás todo lo que ama. Con el alma rota, escribí, y eso debe doler mucho, 
Y si que podría crear una historia alrededor de ese párrafo. Un amor, uno imposible por el que se ha luchado hasta lo indecible, por el que se ha dado todo. Un montón de sueños y de ilusiones que se han perdido. Un desamor, alguien que no acepta lo que le ofreces, o aun peor, que lo coge sin valorarlo, sin que lo mime, sin que lo cuide, y cuando te das cuenta si eres valiente... la única opción es huir, lo más lejos posible, en mitad de la noche conteniendo las lágrimas más amargas. El frío del invierno no es nada comparado al que siente en ese momento en su corazón. No hay nada más helado que su alma, la escarcha no solo cubre la tierra, lo cubre todo, no hay un solo sentimiento cálido dentro de él. Sí, no sé porque pero es él, y no ella, quien se marcha.
En fin...la próxima vez espero no recurrir a mis "ideas enlatadas" y os dejaré algo...recién hecho.