Tradúceme.

domingo, 7 de junio de 2015

Ya he escrito antes del tiempo.

El tiempo es mi enemigo pero no puede detenerse.
Hace que los momentos que disfruto pasen, pero igualmente hace que se vayan esos otros que no me gustan. Su fortaleza es su debilidad. Se ríe de mí trayendo lo que no quiero. Y yo me río de él, porque es él mismo quien acerca a mí lo que deseo. Si alguien pudiese poseer el tiempo tendría la mayor fortuna. Si yo pudiese ser dueña y señora del tuyo. Manejar a mi antojo todo tu tiempo. ¿Me serviría de algo? ¿O tendría que ser también dueña y señora de tu voluntad? Quizá no sea mi peor enemigo el tiempo, sino tú mismo, tu voluntad en contra de la mía. Y el tiempo no es más que tu excusa. Una excusa perfecta que no puedo rebatir.
Es probable que esto no sea más que otro bucle del tiempo, Una vuelta más de las agujas del reloj, Una estación más que sucede a otra, Una vuelta completa del planeta. Un día más igual que otro. He escrito esto mismo una y otra y otra vez. Intentando cambiar el tiempo, Ir marcha atrás. Quizá hacia adelante pero ¿Hasta dónde? ¿Existirá lo que sueño en algún momento en el tiempo? ¿Sera mío tu tiempo?
Ni tú ni yo tenemos la respuesta.
¿Sabes quién la tiene?.
Sí, él, el tiempo.