Al principio no la notaré, casi no la notaré. Despertaré cada día, los primeros días, buscándote, como siempre, y casi, creeré que estás conmigo. Tu recuerdo me llenará y podré verte, como si estuvieras ante mi, sin tener que cerrar los ojos. Al principio no dolerá. El dolor viene con el tiempo, cuando todo empiece a enfriarse, cuando al evocarte haya de cerrar los ojos con fuerza, para poder verte. Entonces tu ausencia empezará a hacerse grande, lo invadirá todo, y dejará un espacio vacío que se irá llenando poco a poco de soledad. Una soledad que se hace sólida, real, viva. Y cuando ella me hable, cuando sea mi única compañía, cuando solo estemos las dos. Cuando sean las lágrimas las que me hagan dormir y me despierten cada mañana, entonces, para buscar consuelo y aunque no lo halle, haré lo que te dije que haría en ausencia de ti...
Escribir...
Escribirte, a ti, a tu ausencia, como si pudieras verme, oírme...leerme.