Tradúceme.

miércoles, 29 de julio de 2015

Las lágrimas de la luna.

Anoche, en esa hora fronteriza entre un día y otro. Cuando el calor de la tarde aún se resistía a marcharse. Cuando la luna lucía en  el cielo casi llena, acabando de completarse, llovía. Gotas grandes, pesadas, gruesas, lentas, que golpeaban el suelo todavía ardiente sin dejar apenas rastro. No hubo tormenta,  ni nubes que la presagiasen. La noche no se abrió en dos cortada por los relámpagos. Solo había silencio, solo estábamos la luna y yo. Y una de esas peticiones que  hacen los que esperan, los que aman, los que desesperan ..a esa misma luna que une a los amantes en la distancia.
Y esas gotas grandes, pesadas, lentas, fueron las lágrimas de la luna que lloraba conmigo tu ausencia. Qué no habrá visto la luna, qué no habrá oído, cuánto no habrá llorado...
De noche, en esa hora fronteriza entre un día y otro.

miércoles, 15 de julio de 2015

Hasta que vuelvas...

Estaré esperando.
Contaré los días, una vez más. Las horas, cada día. Los minutos, cada hora. Los segundos, cada minuto. Veré salir y ponerse el sol. Veré la luna menguar y crecer hasta llenarse. Colmaré el aire de suspiros. Y sentiré mi piel arder por ti. Se hará un vacío en mi pecho. No oiré el silencio de los besos. Y el frío por la falta de tu abrazo querrá helar mi corazón. Me llenaré de anhelos. Conversaciones que no conversaremos. Y cientos de noches que no haremos el amor. Ausencia. Una pausa tan larga como un final. La nostalgia y la añoranza, una visita indeseada. Un no me olvides. Un ¿me recordará?
Imaginaré una y otra vez tu regreso. Invocaré tu presencia en mis sueños. Odiaré despertar.
Estaré esperando.
Contaré los días...

miércoles, 8 de julio de 2015

Penumbra.

Penumbra.
Puede que un atardecer, tal vez noche con luna, ¿velas?. Nunca hay suerte para un amanecer.
Los días pasan lánguidos, las horas se arrastran perezosas y pesadas estirando hasta lo imposible los minutos.
Penumbra.
Sábanas blancas, revueltas, cálidas de amor. 
Penumbra.
Pieles, manos, labios, ojos. Caricias, besos, miradas,  intimidad, sensualidad,  complicidad. Risas, pasión, sexo.
Penumbra.
Silencio, ese que siempre traen consigo los besos. Nadie como tú, como yo, entiende ese lenguaje carente de palabras. 
Penumbra.
Lees en mi piel lo que deseo. Como si en cada pequeño pliegue, lunar o cicatriz estuviesen escritos todos mis anhelos.
Penumbra.
La de mi pelo cubriendo tu rostro cuando te beso, cuando estoy sobre ti. Cuando estás dentro de mí.
Penumbra.
En la que me pierdo....te pierdes...nos perdemos...nos encontramos...
Penumbra...


lunes, 6 de julio de 2015

Esperando a las musas.

Mi inspiración debe estar en alguna parte a la sombra. Mis musas, refugiadas en algún paraíso helénico o romano. Tumbadas sobre mullidos cojines de seda, alimentándose de ambrosía,y dejándose mimar por cualquier mortal, o dios, de incomparable belleza. Rodeadas de exóticas flores y rumorosas fuentes. Envueltas en túnicas de fina gasa que dejan entrever sus hermosos cuerpos. Oyendo como Euterpe, musa de la música, toca la flauta o la lira. Mientras Erato o Calíope  cantan. Y la bella Terpsícore, musa de la danza, baila. No sé cual de ellas o de sus numerosas hermanas es la que debería visitarme, puesto que no canto, no bailo, y no toco instrumento alguno. Pero sea la que sea que decida dejar su descanso veraniego y pasar a verme, estaré más que encantada de recibirla. 
He de terminar un libro, mis personajes esperan con cierta impaciencia. El cursor está deseando coger carrerilla yendo por delante de mis palabras. Aunque nunca sepa que he escrito, porque no  puede darse la vuelta y leer. Tengo páginas y páginas en blanco que están que se mueren por vestirse con mis letras, por envolverse en mis frases, por cubrirse con mis párrafos. Tengo un FIN por poner, y se está cansando de esperar, aun sabiendo que es el último en salir.
En fin... no tengo ambrosía en la nevera, pero si helado de chocolate en el congelador...
¿No os tienta queridas musas?