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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Hablábamos...


Hablábamos de tener arte, que no de arte. Hablábamos de lo que el ser humano es capaz de hacer, de crear, y que emocione a otro ser humano. Hablábamos de música, de pintura, de bailar o de escribir. Todo puede aprenderse de una manera mecánica, fría, pero solo cuando se tiene ese arte lo que haces nace de dentro, del alma, del corazón. Es entonces cuando nos conmueve, cuando nos impresiona, cuando nos enternece. Hablábamos de tener un don, uno que te distingue entre los demás, que te hace singular. Hablábamos de ser sentimental y pasional, porque llevas tanto dentro que tratar de explicarlo, de sacarlo fuera, hace, a veces, que seas extremo al expresarlo.
Hablábamos en la cama, envueltos en el calor de nuestros cuerpos, exhaustos pero predispuestos a continuar con nuestro amor. Hablábamos de que lo que acababa de suceder en nuestra cama también era arte. Que nos nacía del corazón y del alma, que nos emocionaba y nos estremecía, que nos conmovía y nos enternecía. Que nuestros cuerpos se interpretaban el uno al otro creando una armoniosa melodía, llena de susurros y gemidos que nuestras bocas recogían beso a beso. Que eramos la más pura expresión del amor, la más natural, la más hermosa. Hablábamos de que somos algo que se complementa. Como la voz y la música en una canción. Como la pluma y el papel en la escritura. Como el pincel y el lienzo en la pintura. Como tu mano cuando se entrelaza con la mía. Que juntos somos lo que nunca podemos ser estando separados. Que el arte está, nace, al unir tu cuerpo y el mío, tu corazón y el mío, tu alma y la mía, y que todo junto, y solo nosotros,  hacemos especial nuestro amor.

jueves, 22 de diciembre de 2016

¡Feliz Navidad!

Final del mes de diciembre, Navidad. Los árboles, naranjos,  a ambos lado de la calle están cuajados de pequeñas luces blancas, como diminutas estrellas caídas durante la noche. Pronto amanecerá, y se acabará la magia. La de haber estado a tu lado, la de que hayas estado conmigo. La de que seamos regalo el uno del otro. Vuelvo a casa, camino sola, el sonido de mis pasos es lo único que rompe el silencio de los minutos que preceden al alba. Bajo el abrigo aún conservo el calor de tus caricias, y en los labios, el de tus besos. Llevo las manos en los bolsillos, para no perder el tacto de tu piel. El frío de la madrugada no es capaz de tocarme, porque me envuelve la calidez de tu amor. Siento latir con fuerza el corazón, aunque estaba segura de haberlo dejado contigo, y recuerdo tu voz, tus palabras, que me hacen sonreír. Levanto la mirada al cielo nocturno que empieza a clarear, y amparada en la soledad de la alborada le grito a las estrellas que ya se van...¡Te quiero! Amor mío...¡Feliz Navidad!