Tradúceme.

lunes, 29 de febrero de 2016

Una rosa...

Apareció entre las páginas de un libro cuando no la esperabas, tan muerta, y tan viva en recuerdos. Tan frágil en el presente y tan sólida en el pasado. Con  el aroma añejo del amor perdido y el regusto rancio de los labios besados. Con el murmullo lejano de las palabras pronunciadas, de las promesas incumplidas. Cierras el libro con fuerza queriendo devolver todo al ayer, apagar la memoria, retornarla al olvido. Y sin embargo...
El día se vuelve noche y el invierno, primavera, y tu madurez, juventud. Miras unos ojos en los que te ves, y sonríes a una sonrisa. Sujetas con manos temblorosas una rosa fresca y fragante, y el corazón te late con fuerza. Asientes emocionada, esperanzada, y la luz de las velas hace brillar una lágrima, una lágrima de amor. Pero lo que pensabas que era un comienzo no fue más que una despedida. Has dejado de contar los días, pero no has dejado de sentir el dolor. Ya no te preguntas por qué, pero ahora, al verla, te das cuenta de que aún ansias una respuesta. ¡La culpa es de esa flor, reseca y sin vida! Abres de nuevo ese libro, rebuscas hasta encontrarla. Es tan poca cosa, tan quebradiza que el roce más débil podría destruirla. La sostienes entre las manos, si aprietas se convertirá en polvo, se perderá para siempre y nunca más la hallarás cuando no te la esperas. Cuando estás a punto de estrujarla con fuerza vuelven a resonar en tus oídos sus te quiero, vuelves a sentir sus caricias, se renuevan esas viejas promesas que nunca se cumplieron, y tú, una vez más...no quieres perder su amor. Y esa rosa muerta hace tanto, es lo único que todavía te une a él. Con mimo y cuidado la devuelves a su sudario entre las páginas de ese libro, y lo escondes detrás de otros en la más alta de las estanterías. Nadie sabe que está ahí, puede que con el paso del tiempo, hasta dejes de saberlo tú.

sábado, 27 de febrero de 2016

Esa impaciente...paciencia

Voy consumiendo mi paciencia en la espera. Agoto la poca que me queda cuando llegas, en esos primeros besos, en las primeras caricias, en los primeros te quiero...Para cuando tu piel toca la mía, para cuando mi cuerpo acoge el tuyo, ya no me queda ninguna, y lo quiero todo, y lo quiero ya....
Y te devoro hambrienta, impaciente por conseguir lo que tu cuerpo me promete. Nada puede detener la fuerza devastadora de lo que desatas en mí. Consumo ávida lo que me das. Me vuelvo glotona e insaciable. Codiciosa y ambiciosa de todo cuanto eres. Reclamando apasionada y vehemente todo lo que hay en ti, deseosa de que me entregues parte de tu ser, de que te vacíes en mí. Tomar posesión de lo que por las leyes del amor me pertenece. Y vencedora... rendirme a ti.

viernes, 26 de febrero de 2016

Escarcha...

En la gélida madrugada la escarcha espera el amanecer. Fría y helada, anhelante y deseosa. Soñando con el momento en que el sol salga, en que la bruma se retire y la luz cálida por fin la alcance. Suspira por refulgir un instante bajo esa luminiscencia, fundirse en esa ardiente y breve caricia. Entregarse por completo en ese encuentro intenso y efímero que la hará brillar, brillar...y desaparecer.


domingo, 21 de febrero de 2016

Esos...

Esos momentos en los que no hay nada entre tu piel y mi piel. Esos en los que juego distraída con mis dedos sobre tu pecho. Esos en los que sostengo el lóbulo de tu oreja entre mis dientes...y te hago reír. Esos en los hundo que mi nariz en tu cuello, sabiendo que horas más tarde aún reconoceré tu olor en mí. Esos en los que me envuelven cálidos tus brazos, y me siento pequeña, protegida. Esos en los que te miro mientras cierras los ojos, saciado, satisfecho, sosegado, y sé...que te sientes amado por mí. Esos en los que apoyo la cabeza para oír latir tu corazón. Esos en los que sobran todas las palabras, porque ya han hablado nuestros cuerpos, porque ha tomado las riendas nuestro amor. Esos en los que deseo manda, y tú y yo, solo obedecemos.  Esos, los que prolongaría eternamente. Esos, que inevitablemente preceden a tu marcha, y en los que mi piel intenta retener a tu piel...

martes, 16 de febrero de 2016

Si cobrasen vida...

El sol empieza a ponerse, y yo, comienzo mis palabras con el crepúsculo.
Pasaran horas aún hasta que lleguen a ti. Pasaran horas esperando cobrar vida para ti, hasta que me tengas al leerme.
El día ha sido largo, has echado de menos tener un poco de tiempo para ti, poder acudir a mi encuentro. Aunque sea aquí, sobre el papel. Aunque leas mis besos y mis caricias, y hayas de pronunciar tú en voz alta mis te quiero. Recuerda que siempre digo que de una manera o de otra, se tiene lo que se desea. Y hoy, ahora, me deseas. Ni un sólo instante te ha abandonado la idea de amarme, de tenerme, de poseerme, de hacerme tuya. El sol ya se ha puesto, y tú, me deseas.
Cuando la noche esté cerrada. Cuando en la intimidad de tu habitación busques mis palabras, esta noche amor mío, por fin me tendrás.
Conoces el tono de mi voz, el timbre de mi risa. Conoces el tacto y el olor de mi piel, la intensidad de mi mirada, el sabor de mis besos.
Empiezas a leer lo que te he escrito. Sabes que te he echado de menos,  que he soñado con lo mismo que tú. Te hablo de mis ganas de besarte, de mi anhelo de abrazarte, y los recuerdos se despiertan en ti.
Aspiras con fuerza llenando el pecho, suspiras, y crees notar en el aire mi perfume. El mismo que reconoces al entrar en una habitación tras de mí. El mismo que te hace saber que he llegado, que estoy ahí. Sigues leyendo, lees como mi cuerpo se pega al tuyo, como te beso y  mis labios te piden más. Como entreabro la boca para que mi lengua encuentre la tuya, dejando que se enreden, que se abracen, deseosas la una de la otra.
 Recorres con tu lengua tus labios, y te parece sentir mi sabor en ellos. Lees mis te quiero.  Lees como te susurro al oído que te amo, que te deseo.  Mi voz  resuena en tu cabeza como si estuviese justo a tu lado.

Sonríes, como si hubieses oído mi risa. En la penumbra de la habitación me buscas. La luz tenue hace que te parezca ver brillar mi pelo, mi desnudez. Crees, estás seguro, de que si te levantas y caminas unos pasos, estaré ahí. Que si sigues leyendo estaré ahí…

lunes, 8 de febrero de 2016

Entre el cielo y...


Cuando eres una niña te reprenden diciendo "si eres mala irás al infierno", e intentan quitarte el miedo que te infunden diciendo "si eres buena irás al cielo". El primero trae consigo sufrimiento y dolor, el segundo cualquier cosa que tenga que ver con bienestar y amor. El primero te condena, el segundo te salva. Y tanto el uno como el otro son para toda la eternidad y previo paso por el fin de tu vida
Cuando creces te das cuenta que no has de morir, que tus días no han de acabar para conocer a uno de los dos, y que poco tiene que ver con que seas buena o mala.
Yo conozco el cielo.
Tiene el color de tus ojos, suena a tu risa, sabe a tu boca, huele a tu piel y tiene el calor de tu cuerpo, y nada, nada, hace que me sienta más a salvo que estar entre tus brazos.
Y conozco el infierno.
Comienza en el instante mismo en que te alejas...

domingo, 7 de febrero de 2016

¿Y si no te he imaginado?

De tanto pensarte ya no distingo entre fantasía y realidad. Ya no sé si ayer estabas en mis brazos o sólo he fantaseado con ello. Ya no sé cuántos de tus besos son reales y cuántos no son más que un sueño. No sé si has dormido a mi lado y has desaparecido con el amanecer. No sé si el calor que conserva mi cama es el tuyo, o solo es el de mis ganas. Mis ganas eternas de ti. Ya no sé si existes o eres sólo algo que he idealizado. Producto de una imaginación solitaria y cruel.  No sé si solo estás en mi cabeza y nunca has estado en mi cuerpo. 
No sé si alguna vez te he conocido, o solo llevo años...escribiéndote, creándote. Quizá eres tan mío como lo son mis palabras. Quizá no te tengo, porque me empeño en compartirte, en mostrarte, en darte a los demás para que te lean y te amen como yo. Y lo que es peor, que tú los ames antes que a mí. Quizá si que puedo hacer que tu amor me pertenezca, tal vez solo he de encontrar la frase correcta.
Aunque sigo sin saber...si mis palabras inspiraron tu amor...o ha sido tu amor el que inspira mis palabras...
 Sí amor mío, tengo como tú quieres que tenga lo que merezco. ¿Es así? Quererte, amarte cómo si la vida me fuese en ello, y estar condenada...a esto. 
Este es mi infierno, mi locura, mi castigo... y mi única felicidad.

sábado, 6 de febrero de 2016

De Mariposa Negra...

Me besó, sus labios apenas tocaron los míos. La punta de su lengua los recorrió hasta que los entreabrí y la mía salió a su encuentro. A veces me besaba así mientras hacíamos el amor. Siempre muy despacio.
Nuestros recuerdos nos hacen ser en parte como somos. Archivos y más archivos encerrados en la memoria a los que se accede algunas veces a través de un sonido, de un olor, del tacto de una caricia, o de un beso. En mi memoria se abrieron de par en par todos esos registros donde se guardaban las imágenes de su amor. Y pude verlo sobre mí, con la piel brillante de sudor. Y pude sentirlo de nuevo dentro de mí. Y añoré esa sensación, la deseé.

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Lo último?

Tenía la esperanza sujeta con alfileres al alma. Cada mañana ella misma los clavaba uno a uno, prefiriendo ese dolor al que sentía cuando pensaba que la perdía. ¿Qué haría sin ella? ¿Cómo continuar soñando si ya no la tenía? Siempre le dijeron que era lo último que te abandonaba, malditas frases hechas que no sirven más que para engañarla. Ella sabía que se le desprendían enormes trozos de esperanza, con cada ausencia, con cada te quiero sin respuesta, con esos besos que continuamente robaba. Cada noche, antes de ir a dormir, la remendaba. Cosía los huecos con palabras que ella misma inventaba, y la dejaba reposar, para no malgastarla. Era entonces, cuando encontraban su lugar las lágrimas...las que sin remedio traía, la desesperanza.
El sueño la vencía, y  en ellos soñaba  que su esperanza se sujetaba sola a su alma, sin que el dolor la acompañase.

martes, 2 de febrero de 2016

El amor...


-Dependo de ti.
-¿Qué?
-Que dependo de ti, cuando pasa un sólo día sin saber de ti yo...
-Quizá si hubieras perdido la cabeza por mi aquella noche. Quizá si hubieras pensado entonces que me querías tanto que no podrías estar sin mi, puede que...
-No se trata de perder la cabeza. Tú no sabes cómo tengo de perdida la cabeza por ti.
-¿Qué quieres? Dime qué quieres, si no me lo dices no lo sé.
-No me fuerces a tomar decisiones.
-Yo...no...no pretendía...
-No, no me preguntes ahora eso, ahora no puedo pensar.

Los acogía una habitación en penumbra, una ventana abierta a la noche, una cama deshecha. Refugiados en la oscuridad pusieron el corazón al descubierto.

-No llores.
-No lloro.
-Estamos hablando.
-Lo sé.

Los besos de él se bebieron las lágrimas de ella. Sus manos se buscaron en la oscuridad y las caricias restañaron las heridas, el amor...

Dos horas después, amanecía la realidad.