From: Valentina@....
To: Víctor@....
Casi he olvidado el tiempo que hace que no te escribo, quizá
sean meses, quizá tan solo unos días.
Es Navidad amor mío ¿recuerdas cuantas veces fantaseé con
pasar una Navidad contigo? Fueron muchas, y todas ellas sucedieron tan solo en mi
imaginación.
Imagina conmigo una vez más amor mío.
Fuera hace frío, no ha nevado pero las heladas hacen que
cada mañana lo parezca. Los campos amanecen blancos, y los tejados de los
vecinos están completamente cubiertos por escarcha, igual que debe estar el
nuestro. Aunque quien sabe, bajo nuestro techo hay tanto amor y tanta calidez
que quizá el hielo no cuaje, tal vez sea el único del vecindario que no haga
juego en el color.
Me he pasado la tarde en la cocina, preparando todas las
cosas que sé que te gustan. La mesa está puesta, y las velas encendidas haciendo
brillar todos esos adornos navideños que te has empeñado en colocar.
Estoy arriba vistiéndome, me he puesto el vestido rojo que
me regalaste por mi cumpleaños a pesar de saber que no es mi color. Me pinto
los labios de un tono parecido y me recojo el pelo. No suelo hacerlo, es una
sorpresa. Sueles decir que siempre te sorprendo, y la verdad es que espero
seguir haciéndolo mucho tiempo más. Me sujeto la melena con un simple alfiler,
y te imagino soltándome el pelo a los postres. Mi perfume sigue siendo el mismo
que llevaba el día en que nos conocimos, no lo he cambiado y a ti te sigue
gustando como huelo. Te gusta hundir la nariz en mi cuello y aspirar como si
necesitases mi olor para respirar, y a mí me encanta que lo hagas.
Me miro en el espejo antes de bajar.
—Estás muy guapa— le digo a la mujer del reflejo.
—Víctor opinará lo mismo, no lo hagas esperar— me responde
con una sonrisa.
Por fin mi cabeza y mi corazón están en completa sintonía,
de acuerdo en todo. No he de llevarle la contraria a la mujer que me mira a los
ojos desde el espejo.
Bajo las escaleras, y sales a recibirme cuando oyes mis
pasos. Me tiendes la mano para ayudarme con los últimos escalones. En tus ojos
veo ese amor por el que aposté mi vida. Ese amor por el que lo hubiese dado
todo. En tu sonrisa veo lo feliz que te sientes, y en la mía ves que nadie lo
es tanto como yo en esos momentos.
Me atraes hacía ti y
me abrazas como solo tú sabes hacerlo. Buscas mis labios y me besas, uno de
esos besos largos, profundos, un autentico beso de amor. Siempre se nos dio
bien comunicarnos así, porque nuestros labios hablan mucho mejor en el silencio
de los besos.
Nos espera la cena, el vino, las velas, y todo el tiempo del
mundo, nos espera una vida entera…
Ya puedes dejar de imaginar, nada de eso pasó, nada de eso
pasará…pero sea como sea… y donde quiera que estés…
Feliz Navidad, amor mío.
Te quiere, siempre, Valentina.