Y algunos días, muchos, cuando me pasa como ahora que escribir es...imposible. En los días que parece que me he quedado vacía de ese pobre talento que poseo, o que creo poseer. Cuando las palabras se niegan a formarse, cuando parece que no siento nada, y yo no sé escribir si no lo siento. En esos días, me digo, que no lo haré más. Que no volveré a intentar reunir un puñado de páginas y a querer después, llena de vanidad, publicarlo. Quizá es que leo a quien de verdad sabe escribir, a quien lo hace tan bien, que con tan solo una frase ya te hace..vivir. A quien crea con verdadero talento, buen hacer, trabajo y esfuerzo. Y lo que tienes en las manos es, una gran obra, un gran libro. En esos días me siento una burda imitadora, aunque no es esa la palabra porque no imito a nadie que yo sepa, o sí, a todos los escritores y escritoras que he leído en mis ya muchos años. Me siento como un gorrión queriendo ser un águila. Sí, puede que tenga alas, puede que sea capaz de volar, pero nunca podré alzar el vuelo de una poderosa ave. Y esos días, verme pequeña, hace que quiera limitar mis esfuerzos, que quiera limitarme, por ejemplo, a este lugar. No es la primera vez que escribo un blog, y siempre han nacido de la necesidad de escribir, de expresar, de hablar. ¿Por qué escribo esto aquí en vez de en otro lugar? Sencillo, son muy pocos quienes leen lo que escribo aquí, o eso creo, tan pocos que en realidad nadie se va a enterar de que, quizá ya haya contado en mis libros todo lo que soy capaz de contar. Que de momento no tengo nada más que decir. Que no tengo mil historias haciendo cola por salir de mi cabeza. Que no soy capaz de crear así como así, ni así como otros. Que mis palabras nacen tan directamente de mi que algunas veces me asusta. Y que voy dejando un pedacito de mi alma cada vez que lo hago, cada vez que escribo, porque nunca lo hago por el simple hecho de hacerlo...
Y esos días, en estos, y en los que estén por venir...
De momento, y quién sabe hasta cuándo...
Me quedaré aquí...