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martes, 2 de febrero de 2021

La hermandad entre soldados...


 <<Lo único que hace la guerra psicológicamente tolerable es la hermandad entre soldados>>Sebastian Junger.

Oí esa frase en el final de un capítulo de una serie. Recordé, no las guerras vividas, pero si tantas situaciones, malas situaciones, salvadas por esa hermandad. Los que trabajan en esto en lo que trabajo yo quizá lo entiendan. Que somos capaces de sobrevivir a lo que vemos y a lo que sentimos gracias a esa capacidad, a esa hermandad que hace tolerable nuestro trabajo tantas veces. A la de unirnos y blindarnos los unos a los otros. A ser los unos la fuerza de los otros. A ser capaces de desconectar unos segundos, los justos que necesitan esa batería inacabable de energía que tenemos sabe Dios dónde para recargarse y poder seguir.  Mil veces he dicho que no soy ninguna heroína, que no libro batallas más que conmigo misma. Que no he vencido nunca a nada ni a nadie. Algunas veces ni siquiera espero que alguien me recoja o vuelva a por mi si caigo. Que tal vez yo misma esté tentada de salir corriendo en algún momento. Y entonces oí esa frase y entendí muchas cosas. Le hablé a una compañera de ella. Y en ese momento no dijo nada, pero si lo hizo días después para decirme que por mal que se pusieran las cosas, allí, nos teníamos los unos a los otros. No nos damos mucha cuenta pero somos como esos legionarios romanos que apoyaban escudo junto a escudo y repelían cualquier ataque. El enemigo, ese invisible e invencible, avanza inexorable. No da tregua. No descansa. Gana posiciones. Conquista, clavando su bandera de enfermedad y muerte allá donde hayamos intentado detenerlo. Nos replegamos. Trasladamos pacientes, cavamos trincheras, nos armamos y esperamos, con la certeza de que llegará, se quedará, intentará vencernos, gastarnos, minar nuestra esperanza. Pero el enemigo no nos conoce tanto como cree por más que nos invada. No no sabe de cuánto somos capaces.

No ha oído hablar de la hermandad entre soldados. No sabe...que somos soldados.