Tradúceme.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Léeme despacio.

Deja que cada letra te acaricie como si fuesen las yemas de mis dedos. Deja que vayan formando palabras que te besen, dibujando tu cuello, tus labios, tu pecho. Deja que sean frases que busquen tu parte más masculina, describiendo el placer de explorar tu cuerpo. Deja que compongan párrafos enteros que narren como mi lengua la recorre, como mi boca, suave, se contiene de devorarte ávida, anhelante, deseosa de  entregarte mi interior. Deja  la cordura, piérdete por un momento en la locura cálida de mi cuerpo, y sumérgete suavemente en él. Deja que derrame páginas completas de amor, de entrega, de la más absoluta entrega....


Es un párrafo de lo que ostentosamente llamo "mi libro". Libro que aún no es tal, de momento sólo son páginas escritas guardadas en la memoria de mi ordenador. Me hace ilusión verlo "hecho carne", que sea sólido y real, y espero poder hacerlo pronto. Como es mío, y soy yo quien piensa pagar su publicación, he pensando que no hay problema alguno en mostrar un trocito aquí, puesto que he decidido bautizar este rincón con las mismas palabras que encabezan esas pocas frases.
No sé cuantos días tardaré en decirle al mundo que este blog ha nacido. No sé qué se podrá leer aquí, quién sabe...un poco de todo. De lo que salga nuevo de mi corazón, de mi alma, de mis pensamientos, de mi imaginación, de mis desvarios. Y de lo que haya guardado en la memoria, que parece infinita, de este ordenador. Cuentos infantiles, relatos, poemas...frases sueltas escritas los días que ha estado nublado. Un poco de mí, y un mucho de fantasía.
Por lo pronto, ya sabes...tú...léeme despacio.