Él acompañó sus besos de promesas bajo la luz de la luna llena. Envolvió sus caricias en su brillante plenitud. Juró amor eterno, como Romeo quiso hacer, por los rayos que plateaban las copas de los arboles.
Ella debió detener el juramento, como hiciese Julieta...
"No jures por la luna inconstante, que cambia de aspecto cada mes. No sea que resulte tu amor tan variable"
Una vez más esta noche, hay luna llena.
Ella, cual añosa Julieta, continua esperando en su balcón a un Romeo, que ni siquiera la recuerda.