Tradúceme.

sábado, 13 de junio de 2015

¿Pienso, luego existo?

Creaba, eso decían de ella, que era capaz de crear.
Solo escribía, escribía todo aquello que era capaz de ver en su mente. Solo ponía en palabras su imaginación. Y algunas veces quería ser alguno de aquellos personajes que imaginaba. Quería vivir sus vidas, quería que fuesen reales. Algunas veces no  importaba de lo que sus personajes carecieran. Algunas veces prefería tener ese nada.  Tal vez porque ella en apariencia lo tenía todo, pero esa era la palabra, apariencia.
Imaginaba vidas en las que las decisiones importaban, en las que había que tomar decisiones. Vidas en las que esos seres ficticios se arriesgaban a tomarlas. Tal vez porque ella haría, imaginaría, un final en el que todo terminaría más o menos bien. Algunas veces imaginaba que ella misma era un personaje que alguien escribía y describía. Que sus emociones estaban dictadas por la pluma de alguien que era capaz de crear, de imaginar, como ella. Se preguntaba si estaría imaginando un final feliz para ella, o si por el contrario no le estarían destinados más que problemas y lágrimas. Si todos esos pensamientos que llenaban continuamente su cabeza no eran más que la imaginación, la creatividad de otro. Y todo aquello no era propio, no le pertenecía, porque en realidad ella no era más que unas palabras en un papel. Tal vez en realidad, ella, no existía.
Quizá por eso, tal vez, algunas veces...prefería los puntos suspensivos al punto final...de esa manera todo estaría siempre...por acabar...