Tú unes todas esas partes en las que estoy dividida.
La niña tímida que sigue dentro de mí.
La adolescente indecisa que no se decidió a tantas y tantas cosas.
La joven que tuvo que crecer, porque no le sirvió de nada pensar que seguía siendo una niña.
Y esa otra, la mujer, la que te ama. La que en su madurez ha decidido que eres tú, y no otro, con el que quiere compartir su tiempo. La que te desea, y deja de ser todo lo demás para ser autentica. La que se vuelve fuego en tus manos. La que solo desea verte arder y consumirte de pasión, con ella. Esa Cenicienta, princesa solo a ratos, que se viste de seda negra y tacones de aguja para ti. La que imagina un mundo entero para sorprenderte. La crea de la nada tus sonrisas. La que ha hecho de un sentimiento una vida, y te la ha dado a ti.
Una flor que solo florece bajo tus cuidados, solo en tu presencia, y solo para ti.