Sientes
como tu piel se estremece con un ligero escalofrió. Oyes el sonido apenas
audible de algo que se quiebra, sin romperse. Pronuncias palabras que nunca
creías que fueses capaz de pronunciar. Y claramente reconoces, el principio del
final. Has dado un paso, y tus pies, ya
no pisan sobre firme. Un abismo oscuro e interminable se abre bajo ellos.
Braceas desesperada queriendo retroceder, pero no hay nada a lo que asirse. Tus manos, no hallan más que aire que no te puede sostener. Y el pánico, se adueña de ti.
Es ese punto sin retorno desde el que no hay
vuelta atrás.
Ese,
en el que te preguntas ¿Qué he hecho? ¿Qué voy a hacer?
Y
quien está frente a ti te mira, y te pregunta ¿Por qué?