Imagino... y tras esa palabra se abre un mundo, inimaginable. Soy capaz de hacer realidad todo lo que desees, solo he de imaginarlo, y tras esa palabra, escribirlo.
Puedo ser tuya y puedes ser mío, si tú lo quieres. Puede atardecer, el sol puede estar poniéndose, dejando un rastro de nubes rojas como la sangre en el mar, o tras las sierras, donde tú lo quieras. La luna tal vez esté tan llena que lo ilumine todo, si quieres que le añada reflejos de plata a aquello que mires, lo haré. Quizá desees estrellas, un inmenso cielo de una noche de verano con tantas estrellas y que brillen tanto, que no seas capaz de apartar la mirada de ellas. Si quieres, haré que parezcan tan cercanas que con solo alargar la mano puedas coger una, y si me atrevo, escribiré que me la regalas. Puedo hacer que amanezca, esas primeras luces del alba cuando el cielo se va tiñendo de suaves colores, con el sol apenas apuntando, con los trinos de todos los pájaros, los más hermosos, eso desde luego. Si quieres un paseo bajo la lluvia en primavera podemos tenerlo, un paraguas que nos cobije, una lluvia suave que repiquete en los cristales, en las aceras, y haga que nos reflejemos en los charcos. O tal vez quieras mejor un otoño, un paseo por un bosque y el crujir de las amarillentas hojas bajo nuestros pies, y una flor tardía, y si me atrevo, me la regalas. ¿Te apetece un frío invierno? Puedo hacerlo, nieve blanca y helada cubriéndolo todo, una chimenea donde la leña se quema. Haré que sientas su calor en el rostro y la oigas crepitar, y si me atrevo, me haces el amor frente a ella. Sentirás, sentiremos,la pasión más devastadora, el deseo mas desgarrador, y nuestro fuego eclipsará a aquel que arde junto a nosotros. O un caluroso verano, las olas del mar, paseos por la orilla con el agua salada lamiéndonos los pies, risas, miradas, palabras escritas en la arena, y si me atrevo, me besas.
Puedo hacer realidad cualquiera de tus sueños, solo he de escribirlo, y será como si fuese real, si tú lo quieres. Verás, oirás, saborearas, sentirás el sol, el viento, el frío, el calor, la lluvia, y si me atrevo, sentirás lo que siento por ti.
Solo hay una cosa que no puedo escribir...lo que tú sientes por mí, o sí, tal vez si me atrevo...
Tradúceme.
martes, 30 de agosto de 2016
viernes, 26 de agosto de 2016
¿De un libro?
Alargaste una de tus
manos hasta mi pelo, encontraste las horquillas que lo sujetaban, y mientras mi
melena se derramaba te lo llevaste a los labios.
—He querido hacer esto
desde que te vi esta mañana—susurraste en mi oído.
Yo no podía respirar,
sentía el corazón en la garganta y el atizador resbaló de mi mano. Tu boca, en
apenas un segundo, fue desde mi oído a mi boca. Y esta te recibió como se
recibe a un recién llegado tras una larga espera, con el anhelo y la añoranza
de lo que hace mucho que no se tiene. Con el deseo y la pasión con la que se
espera a quien se ama. Tus labios alimentaron un fuego que ni siquiera supe que
se había iniciado, hasta que no me quemó en las entrañas. Una de tus manos en
mi cabeza mantenía mi boca unida a la tuya con fuerza, aunque yo no quería que
se separasen. La otra en mi cintura pegaba mi cuerpo al tuyo, adaptándolo a el, hasta que sentí que encajábamos como piezas perdidas de un puzle que por
fin se encuentran.
miércoles, 17 de agosto de 2016
¿Lo pensarás?
Esas conversaciones de alcoba, de cama revuelta. De pieles húmedas de pasión y cuerpos exhaustos de amar. Confesiones envueltas en la deliciosa bruma que deja tras de si el placer más exquisito. Esas palabras sinceras, porque las pronuncia el corazón. Diálogos íntimos, cálidos, entre frías sábanas de seda blanca. Con la clarividencia de un futuro inexistente, que trata de ocultar la realidad del presente. La realidad de un amor que ha de construirse cada día. Cada día nace, cada noche muere, agarrándose al pasado para renacer. Frágil e indestructible a la vez, fiero y tierno, luz y oscuridad.
-Dime ¿Acaso no estás ahora mismo en el paraíso?-dijo ella
-Sí, ahora mismo sí- respondió él
-Pues imagina sentirte así siempre, cada uno de los días que me quede por vivir. No puedo garantizarte una vida sin problemas, sin sus más y sus menos, pero si que pase lo que pase voy a hacer que te sientas así, como ahora, siempre. Esa será mi única misión, mi única razón. Pondré todo mi empeño en tu felicidad, en tus sonrisas. Haré que te sientas amado, deseado, querido, considerado, valorado. Único.Y que habites en el paraíso, igual que ahora ¿Lo pensarás?
sábado, 13 de agosto de 2016
¿Te he contado que...?
Te esperaba, siempre te he esperado, todo lo que recuerdo de mí vida no es más que lo que sucedió mientras llegabas. No supe que eso era lo que hacía hasta que no apareciste. Que ese continuo pasar del tiempo, que esos días, meses y años, no eran de verdad una vida. No fue de repente, mentiría si dijese eso. Al principio no te vi, y pasaron estaciones enteras hasta que me di cuenta de que eras tú, y que yo te estaba esperando. Pero cuando lo hice, cuando mis ojos por fin fueron capaces de ver... Fue como nacer, como abrir los ojos al mundo y sentir que el corazón te late, que respiras, que estás viva. Me dijeron que simplemente me había enamorado, como si aquello que sentía fuese algo que pudiese relacionarse con la simpleza. No, no era solo eso. Me dijeron que se me pasaría, que el enamoramiento no es más que una enfermedad y que se resuelve en pocos meses. Como si yo necesitase una cura, como si quisieran salvarme de ti. No, no era eso, y si lo era yo no quería sanar.
Y te amé, de todas las maneras en que es posible amar. Te amé con la locura cuerda del que ama. Te amé como si no hubiera nada más en el mundo que tú, con la ceguera que me producía tu luz. Te amé con las consecuencias de amarte sin pensar jamás en ellas. Te amé con mi vida, porque tú me la habías dado, porque te pertenecía.
Desoí consejos, palabras, argumentos, advertencias. Desoí a esa pequeña parte de mí que había quedado a salvo de ti. Una minúscula porción de mi que se resguardó de la devastación de amarte. Tan pequeña que ahora parece no bastar para reconstruirme. Tan diminuta que no es suficiente para devolverme a aquella vida, que no era vida sin ti, pero que ahora...es lo único que me queda.
Sobrevivo a base de recuerdos desde que no estás, tan desgastados que ya no distingo sin en algún momento fueron realidad. Sobrevivo de la esperanza y de alguna ilusión que no se ha roto, ambas inútiles e intactas.
Me dijeron que ahora sufro de desamor, como si supieran lo que es sufrir...
¿Te he contado que te esperaba?
martes, 9 de agosto de 2016
Fin.
Caminaba bajo el inclemente sol. No la necesitaba, ni la clemencia ni la falsa piedad de nadie. Alzó la mirada y la fijó en el astro ardiente, de frente, sabiendo que su luz la cegaría. Quiero que me abrases le pidió. ¡Abrásame! ¡Reduce lo que ves a cenizas! le gritó. Haz que arda hasta no ser más que un puñado de pavesas que esparcirá el viento. ¿No ves que me consumo? Hazlo tú, extingue mi pobre existencia, deja que me incendie tu calor, destruye esta carcasa que me contiene y deja que lo que quede limpio de mi alma escape de mí. Que mi corazón sea tan negro como el carbón, que mis ojos calcinados no vean nunca más tu luz. Que mi piel se seque y se cuartee como la tierra yerma. Ya estoy marchita ¿Es que no lo ves? Pero el sol no la oyó, y ella, siguió caminando. Sus pasos la llevaban deprisa en su busca, lo seguiría hasta que se ocultase, hasta que lo reemplazase la luna. Si él no la oía, tal vez la luna, mucho más fría, quisiera, amparada y ocultándose en la noche, acabar con ella.
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