Tengo tu recuerdo posado sobre mi hombro, susurrándome al oído. Hace que me estremezca, que sonría y que gire la cabeza buscando un beso. Tu recuerdo me aparta el pelo y me hace cosquillas en el cuello. Y yo me muerdo los labios ansiando ese beso que no llega. Podría mirarte, mirar tu recuerdo a los ojos si me diese la vuelta. Porque te siento aquí, justo aquí, y la punta de tu lengua acaricia el lóbulo de mi oreja. Ahora soy yo quien se recoge el pelo para ponerlo tras ella y, siento tu aliento en mi mano. Alargo los dedos queriendo tocar tu cara, y creo que rozo tu boca, tu mejilla, y siento áspera tu barba. Es tu recuerdo, justo aquí, sobre mi hombro izquierdo, cerca de mi corazón. No quiero moverme, no sea que se desvanezca. Me quedo quieta acogiéndolo, haciendo que sea más intenso, más real, más vívido, tanto que...
Empiezo a sentir tu cuerpo pegado a mi espalda, tus manos rodeando mi cintura, y tus labios besando ese hombro sobre el que se posa tu recuerdo. Me dejo envolver por esas caricias tantas veces sentidas y tantas recordadas. Cálidas, sensuales, anheladas y añoradas. Tu recuerdo me desnuda, con esa lentitud estudiada y deliberada que no hace sino que desee, que te desee. Tu piel toca mi piel. Tu boca busca mi boca. Esa boca que tanto he besado, que tanto he recordado. Esos besos húmedos, sexuales, ansiados y añorados. Besos que son siempre preludio y promesa, principio y fin. Y mi cuerpo se prepara para tu recuerdo, estoy lista para ti, lúbrica e impaciente, deseosa de tenerte dentro de mí...
Tengo tu recuerdo posado sobre mi hombro...