Soy la Luna, girando alrededor de la Tierra, y tú, eres la Tierra, girando alrededor del Sol.
Soy dueña de tus noches, de tus sueños, de tus mareas, de tus pasiones. Dueña de aquello que imaginas, porque yo lo siembro en tu imaginación. Lo creo, lo mimo, lo hago crecer. Hacedora de hechizos, de conjuros y de encantamientos de amor. Puede que esperes la noche para encontrarte conmigo, que con mi luz te haya arrancado promesas. Que el centelleo de las estrellas me haya hecho parecer más hermosa. Que mis cambios te sorprendan y mantengan la ilusión. Sabes que cada noche seré distinta, que por pequeña que sea siempre brillaré, que lo haré, por y para ti. Y que eres tú, y tu amor, quien me colma hasta hacer que esté en toda mi plenitud tan solo una noche. Sin embargo, cada amanecer vuelves tu rostro al Sol. Dejas de mirarme, pero sigo ahí, siempre, oculta, aunque no me veas nunca me alejo de ti. Dejas que yo te ame, pero es ese astro quien te da la vida, quien te posee, quien te tiene...
No hay noche ardiente de fría Luna, que pueda retrasar el amanecer. Y no hay día, amor mío, en que el Sol pueda demorar, el atardecer...