Se despertó con el alma de invierno.
Con el corazón cubierto de nubes negras.
Con escarcha en los labios, y un viento helado, que arrastraba sentimientos arrancados de sus propias entrañas, como hojas amarillentas, secas, muertas.
Se despertó cerrando los ojos, con fuerza, para no ver, y se le llenaron de lluvia que anegó su garganta, ahogando su voz.