No,
no me mires así, si vas a tratarme como a una puta será mejor que empieces a
pagarme. ¿Cuánto vale para ti lo que te he dado? Hablo del sexo, el amor te lo
regalo. Yo he pagado por lo poco que me das, he pagado un precio. Te lo has
cobrado en lágrimas y en soledad, en sumisión, en obediencia, en esperanzas y
paciencia. Ya no me queda nada más que darte. He vaciado mi corazón hasta
sangrar la última gota de amor. Y ahora que ya no tengo más de todo eso, usas
mi cuerpo. Pero esta cascara vacía no te sirve, no te sacia, no te sosiega.
No,
no me mires así, como si estuviese loca. Llevo años advirtiéndote que este
momento llegaría. Ahora me duele igual tenerte así, que perderte por completo.
No queda nada que poner en la balanza, solo tus ganas de vaciarte en mí, y eso,
no pesa nada para mí.
No,
no me mires así, no te odio, nunca lo haré, te he amado como a nadie. Yo misma
arranqué pedazos de mi corazón y los até al tuyo, en un vano intento de formar
parte de ti. Tienes tantos que apenas me queda nada, y no, ni siquiera voy a
pedirte que me los devuelvas, quédatelos. Algún día te serán necesarios, cuando
estés solo, y lo único que te quede sea el recuerdo lejano y cálido… de lo que sentí por
ti.