Creerás que puedes retener el agua entre las manos, que no escapará de entre tus dedos, que no terminarás perdiendo hasta la última gota. Tal vez cuando la lleves hasta tu boca queriendo saciar tu sed, sea demasiado tarde, y no haya más que un rastro de humedad. Un vestigio de lo que tenías, y ya no tienes. De lo que fue, y ya no es.
Debiste beberme cuando me tenías en tus manos. Cuando era yo quien se aferraba a tus dedos para no caer. Cuando una y otra vez, regresaba a ti... intentado ser...tu agua.