Intento escribir, y la misma imagen se repite una y otra vez en mi mente.
Mi lengua recorre tu pecho, mis dientes juegan con tu pezón. Mis labios bajan por tu vientre, mi boca se llena de ti.
Intento escribir, y las misma palabras se repiten una y otra vez en el papel.
El amor, la pasión, el deseo...la necesidad.
Y los amaneceres son rápidos y los atardeceres lentos. Los días eternos. Las noches vacías. El sol no calienta y la luna no está nunca llena. El otoño es agonía, el invierno muerte, la primavera vida, y el verano un enorme paréntesis donde todo tiene que esperar.
Y de nuevo esa imagen en mi mente.
Una cama, sábanas revueltas, tu cuerpo y el mío enredados sin que se sepa donde empieza el uno y donde acaba el otro. Luz que se filtra por la ventana, pieles que se iluminan levemente, curvas que se inclinan con suavidad. Dedos recorriendo una espalda, besos en la nuca, pelo derramado sobre la almohada. Suspiros, palabras entrecortadas, gemidos, gritos de placer arrancados de lo más profundo de ti, de mí. Sudor, respiraciones agitadas, calma, sosiego, sonrisas silenciosas, corazones latiendo acompasados. Una caricia, ternura, un te quiero, y yo a ti cariño, un abrazo, silencio...
Intento escribir, y otra vez te he hecho, me has hecho, hemos hecho...el amor.