Tradúceme.

miércoles, 13 de julio de 2016

A cualquier cosa lo llamo...cuento.

No siente frío, porque espera el calor de los abrazos.
No siente hambre, porque espera alimentarse de caricias.
No siente sed, porque espera beber de sus labios.
No ve, porque sólo lo hace a través de sus ojos.
No oye ni habla, si no son palabras de amor.
Más... ¿Late su corazón? ¡Vive Dios que así es!
¡Corred! ¡Corred! ¡Dad deprisa la noticia!
Quizá  creyendo despertar a  una dulce criatura, él,  no hace más que sacar de su letargo a un terrible monstruo. Un ser hambriento de amor, necesitado, insaciable, incapaz de sentirse lleno de ese hermoso sentimiento. Quizá contemple con horror a aquella que tiene ante sí, tan bella, y a la vez, tan horripilante. Preguntándole al destino, gritándole más bien, ¡¿Por qué?! Devorado y consumido por ese voraz y ansioso ser  tratará de escapar, pero... ¿Cómo hacerlo? si una y otra vez ella usa un arma infalible, atrayente, seductora. Una mortal trampa revestida de, a simple vista, el más inocente, el más entregado, el más incondicional, el más puro...amor.
Cuenta la leyenda que el príncipe, ¿despertó a una princesa?