Tradúceme.
viernes, 28 de octubre de 2016
Ese viento...
Los días de viento siempre son los más tristes. A muchos le gusta la lluvia, les parece romántica, o el frío, porque imaginan acurrucarse con amor. Pero a nadie le gusta el viento. Pobre viento. Gritando solo ahí afuera, aullando de dolor. El mundo entero le cierra las puertas, todos se quejan de que los vuelve locos. Pobre viento, nadie lo ve, y hace lo posible por hacerse sentir, por hacerse notar. Y nadie le pregunta nunca qué es lo que quiere, qué es lo que le pasa, qué es lo que le hace comportarse así.
¿Recuerdas lo que te he contado del viento?
Soy yo, suspirando por tu amor. Queriendo verte, acercarme, pegarme, a ti. Queriendo colarme por tu ventana o por debajo de tu puerta. Soy algo más que una brisa cálida, soy viento de tormenta, casi un huracán. Quiero acariciarte entero cuando salgas a la calle, revolverte el pelo, besarte en la boca, entrar dentro de ti cuando me respires. Vocifero para que me oiga todo el mundo, aunque nadie me entienda. Grito y grito, lo que siento. Me arremolino a tu paso, queriendo envolverte en un torbellino, y que sientas la pasión y la fuerza de este sentimiento que me saca a la calle...para no volverme loca. Aunque termine volviendo loco, a todo el mundo. Aunque nadie me pregunte nunca qué es lo que me pasa, qué es lo que quiero, y qué hace que me comporte así...
Estos días, los más tristes, son siempre los que estoy más sola, los días en los que quiero ser viento.