El día llora su ausencia dejando lágrimas en los cristales. Gotas que golpean con calma la ventana. Sin rabia, con dolor, con resignación. Salpicándolo todo, sin pausa, sin que haya nada que pueda detener su llanto
No halla consuelo en los recuerdos cálidos que tratan de alejar el frío, ni en el ayer, ni en el mañana.
El cielo se ha vestido del más triste, uniforme y monótono gris. Ni siquiera es capaz de sentir furia y teñir las nubes de colérico negro, de rugir, tronar y relampaguear queriendo reclamar su presencia. No tiene fuerzas, para hacer estallar la tormenta, para hacer soplar iracundo y enojado al viento.
Esperará paciente...
Y él...volverá.