Tradúceme.

lunes, 27 de enero de 2014

Viajes en el tiempo.

Era una niña la primera vez que le dijeron que no podía viajar en el tiempo, pero no por ello había dejado de intentarlo.
Todo estaba borroso cuando trataba de  ir hacia adelante. Si miraba en su futuro, por más que se concentrase, no encontraba la manera de despejar la espesa niebla que lo cubría todo. Sentía que en aquel mañana nada estaba decidido aún.Todo estaba desdibujado, lineas trazadas al azar que en algún momento dejarían ver una figura, un hecho.
Sin embargo era tan fácil viajar al pasado, que a menudo pasaba horas y horas perdida en lo que fue su ayer. Algunas veces sucedía sin que lo buscase, sin pretender hacer uno de esos viajes salia despedida hacia atrás, esas, eran las veces en las que parecía que no iba a regresar.
Aquella mañana había encontrado un paquetito de cartas, envueltas con cuidado y atadas con un cordel. Estaban entre unas viejas mantas guardadas en una  caja de cartón, debajo de la cama. No recordaba haberlas puesto allí, o tal vez sí, lo que no tenía seguro era que la llevó a buscarlas.
Allí estaban las palabras, las primeras que él le escribió, las que la enamoraron perdidamente, o tal vez, ya estaba enamorada la primera vez que las leyó. En aquellos papeles amarillentos vivían aún las ilusiones, las esperanzas, el amor que ambos sentían. Brillaban las estrellas y se podía oír el rumor de un río, se olía aún el perfume de las flores. Conservaban el sabor de los primeros besos. Podía  notar en cada letra el deseo creciendo con urgencia, impacientándose, en aquella noche de verano. Las promesas estaban hechas, estaban escritas al pie de cada carta, o así las veía ella, escritas en cada te quiero, selladas con cada beso. Fue como si la primavera estallase ante sus ojos de repente y para ella sola. Volvió a aquel momento de su pasado, con el corazón golpeándole con fuerza el pecho y las lágrimas corriendo por sus mejillas. Desde ahí consiguió ver claramente su entonces futuro, el que ahora era su presente. El que habían dibujado las promesas rotas, primero la distancia, luego la espera, después; la soledad.
Puede que muchos no puedan, pero ella, puede viajar en el tiempo, es fácil, muy fácil, le basta con recordar.